2006-06-25 Activistas Buscan Salvar Jardín – Diario

El Diario La Prensa
María Vega
06/25/2006

El Barrio — Hace dos décadas, la intersección de la calle 110 y la Quinta Avenida estaba tan abandonada, tan llena de miseria, drogadictos y agujas regadas por el suelo, que el gobierno recibió con los brazos abiertos a las personas que decidieron sembrar allí y establecer un jardín comunitario, relata Al McKinnon, vecino de Harlem y uno de los fundadores de ese jardín.

En 2006 otro es el cantar. El jardín comunitario La Nueva Esperanza, con su árboles de bastones y de moras negras, plantas de tomate y pimientos, enredaderas y flores, está en un vecindario cada vez más atractivo al desarrollo.

En un lote vacío adjunto al jardín se planea construir -para inaugurarse en el 2008- la nueva sede del Museo de Arte Africano, extendiendo hacia el norte la famosa Milla de los Museos de Nueva York. Y el terreno que ahora ocupa el jardín Nueva Esperanza se usaría para condominios de lujo, indicó McKinnon. Dijo el jardinero que el proceso se ha llevado a cabo sin ir a través del usual proceso público de uso de tierras.

“Nosotros hemos puesto aquí nuestro trabajo, hemos puesto aquí nuestro dinero, hemos puesto nuestro tiempo”, declaró McKinnon. “Deben negociar con nosotros”.

La Nueva Esperanza es uno entre decenas de jardines o patios comunitarios en la ciudad que quedaron fuera del acuerdo gubernamental que preservó muchos jardines a fines de los `90. La organización Más Jardines (More Gardens) indica que hay unos cincuenta jardines a través de la ciudad que podrían desaparecer por el desarrollo, y la mayor concentración está en El Barrio. Entre los veinte jardines en el vecindario que no están protegidos por el acuerdo están los jardines Chenchitas, El Gallo, Girasol, La Cuevita, Misión, Perla del Sur, Pueblo Unido, Sanidad del Cielo, y Villa Santurce, informó la organización.

Los vecinos de las áreas donde hay jardines “saben que cuando desaparecen los jardines, lo próximo que va a desaparecer son sus apartamentos” por la ola del desarrollo, dijo Ellen Belcher, una de las activistas que organizó ayer una marcha por los jardines de El Barrio.

A pesar de la lluvia torrencial, un pequeño grupo de ciclistas se unió a la marcha, y también se unieron varios músicos de la casita de Rincón Criollo, un jardín comunitario del Sur del Bronx que tuvo que mudarse este invierno luego de veinte años en el mismo terreno. Aunque Rincón Criollo es tanto jardín como institución cultural, porque es una escuela de música tradicional puertorriqueña, su futuro es aún incierto, incluso en el nuevo terreno, indicaron sus miembros, quienes dijeron que sólo tienen permiso por un año y no han obtenido permiso permanente para mantenerse en el nuevo lugar.

“Yo no sé cuál es la guerra que tiene la gente con los jardines”, dijo uno de los músicos de Rincón Criollo que se unió a la protesta en Nueva Esperanza. “Esta es la terapia más linda que hay. ¿Ud. sabe la gente mayor que viene a sembrar? Aquí se desentienden de las enfermedades que tienen”.

“Les están haciendo un daño. Esta gente va a sufrir”, dijo otro de los músicos, Papo Plena. El músico dijo que cuando se mudó el jardín de Rincón Criollo, hubo que dejar que los tractores acabaran con viejos uveros, manzanos y otros árboles. “Mudar un jardín es como quitarle el corazón a una persona”, dijo.

maria.vega@eldiariony.com